Escuchar, ese verbo que sentimos que
dominamos y que procuramos practicar en el día a día para que las cosas no nos
salgan del revés, aunque, más que un verbo, es un arte.
Cuántas veces nos habrán explicado la importancia de escuchar. “Escucha a tus padres, que son sabios”,
“Escucha a tus hijos que tienen mucho que aportar”, “Escucha a tus amigos, tal
vez te sorprendan”; “Escucha a tu jefe…”;
“Escucha a…”; “Escucha…”; “Escucha…”; “ESCUCHA”.
Pero, ¿realmente escuchamos
a alguien o simplemente nos limitamos a prestar atención a lo que dicen?
Siempre pensé en el acto de escuchar como la
acción de prestar atención. Concentrarme en clase y apuntar lo que dice el
profesor; cenar con mis amigos y que me cuenten sus batallitas; reflexionar
sobre los consejos de mis seres queridos, etc. Pero ojalá escuchar fuese tan
sencillo. Escuchar es un paso más, escuchar
es aplicar aquella información que hemos recibido. En otras palabras, no limitarse a prestar atención a la
información sino llevar a la acción esa información. Escuchar es actuar
y aprender.
A medida que crecemos, que empezamos a tener la libertad de
escoger por nosotros mismos, vamos formando nuestras opiniones en todos los
aspectos de la vida, empezando por el desayuno que creemos más adecuado, pasando por toda clase de decisiones. Estas decisiones se convierten en hábitos, en partes de nosotros que no
solemos querer cambiar ya que supondría un gran esfuerzo hacerlo y porque
pensamos que estas decisiones son las que mejor se adaptan a nosotros, “esto siempre lo he hecho así, ¿por qué lo
cambiaría?”.
¿Qué ocurre llegados a este punto en el que los hábitos guían
nuestro comportamiento? Nuestras ganas de cambio serán nulas (¿¡por qué dejaría mi taza de café de todas las mañanas, está usted loco!?) y esto
no es algo negativo excepto cuando nos impide mejorar. Muchas veces
escuchamos (prestamos atención y actuamos) más a un anuncio de champú que a
nuestras personas de más confianza. Dejaremos de usar el champú X y cambiarlo por el Y “porque te deja el pelo más sedoso” antes que cambiar el bacon por
el brócoli aunque nos lo haya dicho el médico.
Seamos más precisos: la información recibida por nuestro entorno entrará
en nuestras cabezas:
1. Nuestro primer impulso será
pensar: “pues sí, tal vez si duermo 8
horas diarias seré más productivo durante el día”.
2. Llegaremos a casa, y esa idea
que tanto nos convencía empieza a no gustarnos tanto “bueno, pero si duermo ocho horas no voy a poder ver (introduce nombre
de serie/programa aquí) los lunes…”.
Empezamos a montarnos excusas de por qué eso no va a funcionar y en vez de ESCUCHAR Y ACTUAR decidimos
escuchar y convencernos de que nuestra idea inicial es mejor sin antes probar
ninguna otra alternativa.
Puede ocurrir que la idea que te han propuesto sea la peor idea
del mundo y que estuvieses en lo cierto
de primeras pero, ¿cómo lo vas a saber si no lo pruebas?.
Con esto no estoy diciendo que sigas todas las recomendaciones que
te ofrece la gente de tu alrededor, se selectivo,
piensa con lógica:
1.
Qué cosas se podrían adaptar a tu estilo de vida,
2.
Quién te lo está diciendo, y
3.
Por qué
No te limites a escuchar y entender, ESCUCHA Y ACTÚA.
Tal vez ese cambio que te están proponiendo sea algo muy
beneficioso para tu bienestar. Puede ser algo que nunca te habías planteado,
que nunca antes habías experimentado o que simplemente no encontrabas las
fuerzas y ganas de probar. Acaba el trabajo, escucha, ESCUCHA en mayúsculas y
prueba. Si abres tu mente a nuevas formas conseguirás sacar la mejor versión de
ti mismo. Prueba y disfruta o prueba y rechaza pero nunca digas que no te
gustan unos huevos fritos sin haberlos probado antes.
Haz un uso correcto de la palabra escuch(arte) y cuéntame cómo te va. Puede ser en mínimos detalles como
comer una manzana al día o en cosas un poquito más grandes como mantener tu casa ordenada.
Escuchar es un gran esfuerzo, es ver las
cosas desde otra perspectiva y dejar a un lado lo que nosotros creemos que es
mejor. Próximamente os contaré un poco más sobre el esfuerzo y lo
importante que es en nuestro día a día, ¡no os lo perdáis!.
SACA LO MEJOR DE TI, ESCUCHA, ACTÚA Y PON EMPEÑO EN LO QUE HAGAS.
¡Qué tengáis una fantástica semana!
He disfrutado mucho leyendo este post. El tono aparentemente humorístico con el que está escrito no le resta ni un ápice de verdad. Me he sentido identificado y también convencido de que vale la pena intentar aprender a escuchar.
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